La manera más habitual de la diabetes es el tipo dos, cuando aún hay insulina, mas la cantidad es deficiente o bien no actúa como debería. La enfermedad aparece sigilosamente y puede evolucionar sin síntomas hasta quince años.
El tipo 1, que es cuando las células que generan insulina son destruidas por el sistema inmunológico, se manifiesta en general en la niñez y presenta síntomas como pérdida de peso, sed excesiva y elevada frecuencia urinaria.
La obesidad es un enorme aliado de la diabetes.
El alto índice de consumo de grasas sobresaturadas, alimentos azucarados y sedentarismo contribuyen a la aparición de la enfermedad. La concentración de grasa, en especial en la zona del abdomen, entorpece la acción de la insulina.

Las mujeres están más perjudicadas
Eso no quiere decir que sean más frágiles, sino más bien más diagnosticadas. Puede tenerse en cuenta que a lo largo de la edad fértil, las mujeres se someten a un examen de glucemia debido a la solicitud de los ginecólogos. Los primordiales descubrimientos tienen sitio entre dieciocho y cuarenta y cinco años.
A lo largo de la gestación daña no solo a la madre sino, así mismo, al bebé
A lo largo de la gestación, la placenta libera hormonas que complican la acción de la insulina estimulando el páncreas a acrecentar su producción. Por donde, el embrión acaba expuesto a grandes cantidades de glucosa, incrementando el peligro de parto prematuro y elevación de la presión arterial al final del embarazo.
Esto ocurre con alrededor del siete por ciento de las mujeres gestantes, en tanto que en el resto casos el organismo puede amoldarse.

Las enfermedades cardiovasculares son alarmantes
Aparte de ser un inconveniente peligroso, las enfermedades acostumbran a estar relacionadas con agravantes como la obesidad y el sedentarismo. Conforme la investigación, cada 2 diabéticos, uno muere debido a obstrucciones en las arterias.

Es posible eludir la enfermedad tras los primeros síntomas
La única etapa en la que la enfermedad puede revertirse es en el llamado «pre-diabetes«, un cambio en los niveles de glucosa en sangre.
Para asegurar el diagnóstico precoz, se aconseja efectuar controles de glucemia con regularidad desde los veinticinco años de edad. Para los que tienen casos en la familia, esta edad puede reducirse.